El fundador de Wikileaks ha pasado en unos meses de ser prácticamente un desconocido a ser mundialmente buscado por la Interpol. Su salto a la fama ha coincidido con la apertura de un proceso penal por un presunto delito de violación y abusos sexuales. Sin embargos, sin minusvalorar la denuncia de las víctimas, hay muchas sombras sobre el proceso, alimentadas por una teoría conspiratoria sobre Estados Unidos.
Julian Assange es el nuevo héroe del siglo XXI. El fundador del portal Wikileaks, se ha convertido en seis meses en el abanderado de la libertad y el denunciante del ocultismo y los abusos de poder. Todo, desde que el pasado mes de julio, Wikileaks revelara más de 70.000 documentos clasificados de la Inteligencia Norteamericana sobre la guerra de Afganistán en el período comprendido entre 2004 y 2010.
A partir de ahí, Wikileaks ha comenzado una carrera frenética en la revelación de secretos de Estado, que ha culminado con la publicación de más de 250.000 documentos de la diplomacia estadounidense. Estos hechos han aumentado exponencialmente la popularidad del portal web y la de su líder, Julian Assange. Sin embargo, todos los héroes tienen un punto débil. El de Assange, parecen ser las mujeres, o al menos así lo manifiesta el Claes Borgström, el abogado de las dos mujeres denunciantes.
En agosto de 2010, dos mujeres suecas de 20 y 30 años presentaron dos denuncias por unos presuntos delitos de abusos sexuales y de violación cometidos por Julian Assange en sendos encuentros sexuales que el denunciado habría mantenido con las mujeres. El 20 de agosto, la Fiscalía de Suecia emite una orden de arresto contra Assange por una presunta violación. Pero la fiscal general Eva Finné, anunció un día más tarde la anulación de la orden de búsqueda y detención. Según la fiscal, ya no se consideraba sospechoso al creador de Wikileaks de los cargos que se le acusaban.
Aquí ya existe un indicio extraño. Una orden de detención por un supuesto delito de violación no suele interponerse para anularse 24 horas más tarde. Por tanto, o las pruebas no eran suficientes o hubo una maniobra intencionada para abrir un proceso penal que no contaba con el suficiente peso legal.
Pero el culebrón continúa. El 1 de septiembre de 2010, la Fiscalía de Suecia reabre el caso. En esta ocasión es la fiscal jefe, Marianne Ny, quien ordena reabrir la investigación preliminar cerrada una semana antes por otra fiscal, Eva Finné. A Assange se le acusa de un doble cargo por delito sexual, uno por violación y otro por acoso. Esta fiscal, además de revertir la decisión, amplía los cargos anteriormente imputados y ordena la investigación de los delitos de acoso y coerción sexual.
Segunda gran sombra. Tan sólo una semana después, la investigación se reabre. De “no ser considerado sospechoso de los cargos imputados”, Assange pasa a estar imputado por más delitos. En este cambio de parecer tuvo bastante influencia el abogado defensor de las dos mujeres, Claes Borgström. Según la agencia DPA, Borgström es un feminista confeso, con un peso específico en el país. De hecho, es asesor del Partido Socialdemócrata sueco en materia de Igualdad y, además, comparte un bufete con el exministro de Justicia socialdemócrata Thomas Bodström. Por ello, hay muchos observadores suecos que afirman que la actitud de la fiscal Ny responde a un intento de evitar confrontaciones con Borgström.
Resultado de esto es que el 17 de noviembre de 2010, la Fiscalía sueca emite una orden de detención por un supuesto delito de violación contra Julian Assange. Pero ante el desconocimiento de su paradero, el día 1 de diciembre la Organización Internacional de la Policía Criminal, la Interpol, emite una notificación roja, contra el creador de Wikileaks, el nivel más alto de la Interpol para la detención preventiva de una persona con vistas a su extradición al país interesado.
La notificación roja, la más alta orden de detención internacional de la Interpol, fue solicitada a instancias de la Oficina Internacional de la Fiscalía Pública de Gotemburgo (Suencia), por supuestos delitos sexuales. Sin embargo, contra Assange se ha aplicado la máxima prioridad cuando la Corte de Apelación de Svea, en Estocolmo, rebajó el pasado 24 de noviembre, la categoría de violación a “delito menor”. Asimismo, este mismo tribunal admitió que la sospecha de una de las denuncias por acoso sexual “no es lo suficientemente fuerte”.
Assange, junto a su equipo de abogados, ha mantenido desde el principio que estos delitos son una estrategia orquestada desde Estados Unidos para ocasionar un deterioro de su imagen pública e intentar acabar con su portal Wikileaks. El abogado defensor de las denunciantes, Claes Borgström, contradice esta versión y se defiende argumentando que no hay tintes políticos en una detención por presuntos abusos sexuales. Pero se ha puesto de manifiesto que todo lo ocurrido no obedece al procedimiento ordinario que mantiene la Justicia para el arresto de una persona presuntamente acusada de haber cometido varios delitos sexuales.
A día de hoy, es prácticamente imposible establecer una conexión entre el Gobierno Norteamericano y la acusación de Assange. Sin embargo, hay un gran sector de la sociedad que defiende que esos vínculos existen basándose en el amplio historial conspiratorio de Estados Unidos a lo largo de la Historia. A ello contribuye el extraño tratamiento judicial al que está siendo sometido el líder de Wikileaks que está imputado por supuestos delitos que no carecen del peso legal suficiente para desplegar toda la maniobra orquestada en torno a su detención.
Ahora Suecia espera la extradición. Aunque, según las últimas informaciones, esta extradición puede alargarse por falta de pruebas. Según sus abogados, la acusación no tiene las suficientes pruebas como para que el juez británico encargado del caso ordene la extradición a Suecia. En esta tesitura, vuelve a entrar en juego Estados Unidos, que quiere procesar a Assange por supuestos delitos de revelación de secretos.
El Departamento de Justicia de los Estados Unidos está buscando todos los resquicios legales para juzgar al líder de Wikileaks aunque, de momento, no encuentra las tesis suficientes. Además, para ello, tiene que conseguir que Assange llegue a territorio norteamericano, un proceso que será muy difícil si, finalmente, es extraditado a Suecia. Según publica ‘San Francisco Chronicle’, las autoridades suecas han reconocido que el tratado firmado con EE.UU. no facilitaría esa extradición. “Si recibimos una solicitud de EEUU, debería estar basada en algún tipo de evidencia y sería complicado si el acto no es punible según la legislación sueca”, dijo Nils Rekke, jefe del Departamento jurídico en la oficial del fiscal de Suecia.
Pero nadie duda del potencial negociador (o instigador) de Estados Unidos para conseguir sus propósitos. El próximo martes se dicta la resolución de extradición de Assange. ¿Cuál es su destino? Es incierto. ¿Y el de Wikileaks? De momento sobrevive, pese a la expulsión de Amazon de sus servidores y a la cancelación de Visa y Master Card de sus cuentas de donaciones. Lo que sí es mucho más cierto es la moraleja que se extrae de este drama conspiratorio. Meterse con los poderosos, es meterse en líos.
Para terminar, un avance de la entrevista que El País realizó a Julian Assange, donde ya advertía de la persecución que estaba sufriendo y de la fuerza de los documentos que Wikileaks publicaría semanas más tarde.
Para terminar, un avance de la entrevista que El País realizó a Julian Assange, donde ya advertía de la persecución que estaba sufriendo y de la fuerza de los documentos que Wikileaks publicaría semanas más tarde.
Fuentes:
Público
Wikipedia
El País.cr
El País
CNN México
Europa Press
La información.com
Rebelión.org
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Bastante delicado el tema...
12 de diciembre de 2010, 18:06
Comparto tu moraleja... pero no crees que deberíamos hacer algo(quizás lo que hace este hombre sea un primer paso) para cambiar esta situación?
Un fuerte abrazo, sigue así.
12 de diciembre de 2010, 21:05
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