Berlusconi, el imbatible

Berlusconi ha dado un golpe en la mesa y se asegurado la continuidad de su Legislatura gracias al voto de tres diputados finianos que han votado en contra de la moción de censura y dos que se han abstenido. Mientras estos 3 diputados autorizaban a Il Cavaliere a seguir en el poder, a las afueras de la Cámara, miles de italianos se manifestaban contra el primer ministro en un ejercicio de democracia pura. El pueblo no quiere a Berlusconi, sus representantes, sí.

Lo vivido hoy en Italia tiene múltiples lecturas. La más evidente, es que el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, es uno de los hombres más inteligentes y con mayor capacidad de supervivencia del planeta. Cuando la mayoría de analistas y medios de todo el mundo se preparaban para ver la caída de Il Cavaliere, el premier, en una hábil estrategia, ha conseguido en un plazo récord, conseguir los apoyos mínimos para su supervivencia en el cargo.

Otra de las conclusiones que tiene la moción de censura superada por Berlusconi es que aún tiene apoyos en el Parlamento. Muy pocos, casi ridículos, pero son suficientes para permitirle seguir gobernando. Han sido tres votos de diferencia: la moción ha sido rechazada por 314 diputados frente a los 311 diputados que la han respaldado y las dos abstenciones registradas. 

El margen es ínfimo y no representa la estabilidad necesaria para el gobierno del país. Pero es suficiente para que Berlusconi dé un duro golpe en la mesa, demostrando que ni una moción de censura puede con él. Ha sido una hábil maniobra que ha restado muchos créditos a su principal rival político, Gianfranco Fini, para quien la derrota ha sido extremadamente dura, más al ver que tres diputados de su partido Futuro y Libertad (FLI) se cambiaron la chaqueta para respaldar al primer ministro.

Pese a que la Fiscalía se encuentra investigándolo, ya poco importa cómo se ha producido el cambio de voto y qué le ha ofrecido Berlusconi a estos diputados para conseguir sus apoyos. Il Cavaliere ha utilizado de nuevo al sistema para su beneficio y ha demostrado que, democráticamente, él conserva aún el apoyo de las Cámaras (también ha superado ampliamente una moción de confianza en el Senado).

Pero, a la vez, en la calle se ha producido otro ejercicio de democracia. Una democracia sin representantes, donde el pueblo directamente ha alzado la voz. Y lo ha hecho en contra del primer ministro. Estudiantes e investigadores universitarios, trabajadores del metal, ciudadanos de L'Aquila y de Terzigno e inmigrantes, han sido algunos de los colectivos que han votado en contra de Berlusconi. En Roma, en Milán, en Palermo, en Cagliari o en Bari, miles de ciudadanos han dicho “no” a la continuidad de Berlusconi. 

Pero la suerte o el destino han querido que tres diputados hablaran por el resto del pueblo. Esta es la democracia representativa, el sistema político más perfecto y cuyo ejemplo se intenta exportar a todo el mundo. Pero ya lo advirtió John Stuart Mill, el problema de las mayorías es que tienen el peligro de convertirse en tiranías. Hoy se ha vuelto a demostrar. Y de los errores del sistema se aprovechan grandes estrategas como Berlusconi, en detrimento de toda una sociedad. Felicidades por vivir en la Europa del siglo XXI.

Fuentes.

Europa Press

El País

Rebelion