La ‘ley antitabaco’ convierte a España en uno de los países más restrictivos del mundo


El 2011 ha comenzado con una excelente noticia para los no fumadores: la aplicación desde el 2 de enero de la famosa ‘Ley Antitabaco’, a la que se le tacha de ser una de las más restrictivas del mundo. Desde los sectores opositores al Gobierno, califican de doble moral la actuación del Ejecutivo que, por un lado sube los impuestos del tabaco mientras, por el otro, aplica una ley para reducir el número de adictos al tabaco. Sea como fuere, lo que es cierto es que hacía falta una ley de esas características. España se incorpora – en esta materia – al carro de las mayores potencias mundiales.

El 2011 comienza dando un fuerte impulso a la política de Salud Pública de España. Desde el 2 de enero, está prácticamente prohibido fumar en todos los lugares cerrados e incluso en algunos al aire libre destinados a niños o enfermos. Con esta medida España se convierte en uno de los países más restrictivos con el tabaco, superando a Irlanda o Gran Bretaña donde está prohibido fumar en los lugares públicos pero no en aquellos al aire libre. Cinco años han pasado para que el Ejecutivo de Zapatero, el mismo que aprobó la anterior ley antitabaco, se diera cuenta de que la ley anterior había sido infructuosa.

En 2006, el Gobierno socialista aprobó una 'ley antitabaco' que algunos medios calificaron como “la más dura contra el tabaco”. Pero lo cierto es que sólo era un primer paso para censurar al cigarrillo y dejaba multitud de espacios para el humo. De hecho, sólo obligaba a los hosteleros a decidir qué tipo de público querían mantener (fumador o no fumador) o, en los casos de los locales de más de 100 metros cuadrados, acondicionar salas separadas físicamente para fumadores y no fumadores.

El resultado, la mayoría de los locales apostaron por tener un público fumador y no adaptaron sus instalaciones. La ley no había conseguido los efectos deseados en el público: dejar de fumar. Con esta legislación, España se incorporó al grupo de países como Alemania, Dinamarca, Austria o Bélgica, que ofrecían una protección parcial a los no fumadores. Un pequeño paso, pero aún no suficiente.

Por eso, en 2010, la ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez, anunció una modificación de la ley existente contra el tabaquismo. La nueva propuesta suponía un importante cambio cualitativo al prohibir fumar en la inmensa mayoría de espacios públicos cerrados –sólo Irlanda, Reino Unido y Chipre tienen en Europa esta legislación-. Una importante modificación que, rápidamente provocó multitud de críticas, sobre todo de la hostelería.

El Instituto de Estudios Económicos augura que la nueva ley dejará sin trabajo a entre 50.000 y 140.000 empleados y sus ventas registrarán una caída del 10%, unos datos que toman como referencia los países antes citados, donde la ley antitabaco es total. Según los hosteleros, el 24% de los bares y el 8,7% de los restaurantes cerraron sus puertas en Irlanda tras la aplicación de la ley, mientras que en Gran Bretaña los cierres de los pubs superaron el 7%. Algunos grupos políticos –PP y Grupo Mixto- quisieron suavizar la norma al presentar enmiendas que permitían ‘zonas de fumadores’ en los espacios de restauración cerrados (una propuesta de la propia Federación Española de Hostería), pero fueron rechazadas en la tramitación final de la ley.

El Gobierno considera que las pérdidas que estima el sector hostelero no serán tales porque se trata de una medida igualitaria para todos los locales. Al contrario de lo que ocurría en 2006, ahora no existirán lugares que acojan a los fumadores por lo que es presumible que, de producirse pérdidas, sólo sean de forma coyuntural, hasta que el nuevo hábito sin tabaco se generalice en todos los sectores de población. No obstante, los locales que adaptaron sus instalaciones en 2006 con la nueva normativa, no recuperarán el importe de sus inversiones porque según Concepción Sanz, portavoz socialista en el Congreso, "es casi imposible saber quiénes hicieron las obras y cuantificarlas". En cualquier caso, el Gobierno ha querido paliar la hipotética caída de ventas manteniendo la venta –aunque no el consumo- de tabaco en bares y restaurantes.

¿PERSECUCIÓN A LOS FUMADORES?

El ejecutivo se ha dado prisa en atribuir que la justificación de la normativa radica en la necesidad de luchar contra el tabaquismo y proteger a los no fumadores. La Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria calcula que tres millones de fumadores intentarán dejar el hábito en los cuatro primeros meses del años. La ministra de Sanidad y Política Social, Leire Pajín, ha explicado que la nueva ley “no prohíbe fumar a los fumadores” sino que está encaminada a proteger a los que no fuman en España, "un 70% de la población", porcentaje que espera que crezca.

DOBLE MORAL

Hace justo un mes, el Consejo de Ministros aprobó un incremento de los impuestos al tabaco del 24%, el segundo en poco más de un año, con el fin de recaudar unos 780 millones más al año. Unas cifras calculadas con el nivel actual de consumo que podría descender en este año si tiene efecto la nueva norma antitabaco. Por eso, la subida de impuestos responde más a una necesidad de reducción de déficit que a un plan de control y reducción del tabaquismo.

El gobierno por un lado pretende gravar al sector tabacalero porque con ello obtiene más de 9.000 millones de euros anuales pero fomenta leyes restrictivas en esta materia, en la línea de un gobierno protector de las garantías y libertades sociales. Por eso, desde los sectores opositores califican que es una estrategia de doble moral la que sigue el Ejecutivo de Zapatero en relación al tabaco.

Fuentes
El País

El Mundo 1 y 2

Federación Española de Hostelería



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